Al día siguiente Amalin me agarró por una
esquina, me colocó de canto y se puso a medir.
No cruzamos palabra, se notaba que aun
duraba el cabreo, pero yo la notaba más relajada y no perdía la esperanza
que mas tarde o más temprano retomaríamos nuestra amistad .Allí estuvo
zarceando durante un rato. Como me aburría me quede dormida y cuando desperté
Amalin se había marchado .Los demás estaban murmurando por lo bajini, algo
había pasado.Ella regresó unas horas mas tarde y entonces me di cuenta, a mi
lado había un montón de maderitas, eran los restos de una compañera. Solo llevo
dos días y ya hemos tenido una baja. Que Dios la tenga en su gloria.
Otra vez se puso en marcha la
máquina infernal, pero esta vez fue para lijar las maderas .Se la veía
indecisa, aquello no encajaba, mide de aquí, mide de allá .Decidió coger otras,
aquellas no le gustaban nada, y entonces agarró otra máquina y se lió a
cortar.Entre cortar y lijar pasamos la tarde y entonces me habló:
-Ahora tú decides, serás lo que tú quieras
ser.
-Pues ahora mismo me has pillado en falso.
-Tienes un par de horas, me voy a hacer la
cena.
No podía ser, era muy poco tiempo. No
podía decidir en dos horas lo que sería para el resto de mi vida.
Amalin entró decidida.
-¿Ya?
-No. No tengo ni idea, pero he llegado a
la conclusión que con tal de que me dejes quedarme contigo seré lo que tú quieras.
-Pues si te parece empezamos ahora mismo.
Me metió un par de maderas dentro de mi
cuerpo, me clavo unos clavillos muy finos y empezó a barnizar.
-En dos horas vuelvo.
Mi tono de piel cambió totalmente,
ya no era la caja sencilla y sin color de otros tiempos. Definitivamente acerté
con dejarle decidir por mí.
A las dos horas exactas me dio una
lijadita suave, esta vez con la lija de mano y enseguida otra capa de barniz.
Entraba y salía muy nerviosa, me tocaba con su cara para comprobar si estaba
seca. Por último entró con unos trozos de tela y los metió dentro de mí.
-Ya está. Espero que te guste. ¿Dime si te
ves muy cursi?.
-No me lo puedo creer, que confortable me
siento. No sé para qué voy a servir pero estoy fenomenal, soy una caja nueva.
-¿Te gustan mis bordados?, si no los
quitamos y ponemos otra cosa.
-Que preciosidad, déjame así .y dime para
que me vas a usar.
-Quiero que seas mi caja de hilos, pero de
mis hilos especiales. Quiero que compartamos juntas las tardes de invierno con
mis tijeritas y puntaditas .
-Seré tu mejor caja de hilos .No tendrás
queja de mi y te ayudare todo lo que pueda. Pero hazme un favor: haz algo con
ese pobre sofá .¿ No crees que ya va siendo hora?.
Amalín prometió empezar a restaurar el
sofá y yo me hice inseparable de ella.
Hoy vivo en la planta de arriba, en un
pequeña y soleada salita ,rodeada de hilos , tijeras, telas y libros. Donde Amalin y su
marido pasan las tardes de invierno.
Yo soy la de la derecha , mi compañera guarda cintas y puntillas. |
Ohhh!!! ya sabes que soy tú fiel seguidora,me ha encantado seguirte en este proyecto,un Bss apretao para la caja de hilos,jajaj
ResponderEliminarTe ha quedado muy bonita. Con respecto a la foto que me enviaste, pásate por el desván de Mamen y veras una super parecida, para que te sirva de inspiración. Un beso
ResponderEliminarMe encanta tu relato, yo voy a hacer con las 5 pequeñas una cajonera para los hilos, puntillas...y con las grandes, bandejas.
ResponderEliminarbss